Es cada vez más fuerte la tendencia de las compañías a destinar recursos importantes para construir su marca propia por medio del fortalecimiento de su reputación. Inversiones en proyectos sociales, de rescate medioambiental, de apoyo a comunidades vulnerables, de uso de energías renovables o simplemente, en elevar su reconocimiento en el mercado. Se supone que estas actividades impactan positivamente y generan prestigio a la empresa que las implementa.
Es diferente cuando una empresa posee en su portafolio varias marcas y estas realizan actividades comerciales y publicitarias. Aunque indirectamente afectan la reputación general de la empresa, no son estas marcas las que contratan a su gente, es la empresa. Estas acciones tienen objetivos de reconocimiento, venta, penetración de mercado, etc. Sin olvidar que de todas formas, cualquier error afecta la reputación general y puede generar una situación de crisis.
En tiempos de pandemia global, las empresas con sus marcas han hecho grandes esfuerzos por permanecer relevantes por medio de acciones de impacto social y su comunicación masiva a través de las redes sociales. Es muy importante poner atención a esto y entender si realmente se ayuda de forma genuina o si solamente se trata de acciones digitales para mostrar.
Las organizaciones que han construido una reputación y la han blindado con equipos de expertos legales, que día a día aplican esfuerzos humanos y económicos para permanecer con su nombre y dignidad intactos, saben lo que es ser una marca empleadora querida y solicitada por la comunidad en búsqueda activa de empleo. Aunque en ese caso, una oportunidad laboral es siempre bien recibida, es mucho mejor hacer parte de una organización reconocida por su responsabilidad y renombre.
Es cierto que, pertenecer a compañías con alta reputación, hace parte del salario emocional de la gente y siempre es un incentivo para querer desarrollarse dentro de ellas. Es un atributo que favorece al empleador al momento de negociar con un líder su compensación.
Por lo anterior, es habitual que haya fuga de talento entre las compañías cuando se presenta la oportunidad de pertenecer a otra con más reputación, así no haya mejoras notorias en la compensación económica y/o beneficios. O por otro lado, que un proceso de búsqueda y selección de líderes se vea afectado negativamente por el rechazo de los candidatos a continuar cuando se enteran en la etapa final del proceso cuál es la compañía que los puede contratar.
En ese caso, es responsabilidad del Headhunter realizar un proceso transparente con sus clientes, manteniéndolos al tanto de la percepción que tienen los candidatos activos y pasivos sobre las diferentes organizaciones e industrias. Además, de mantenerse actualizado con estas tendencias de reputación cambiantes para optimizar las búsquedas de los líderes.
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